Música hoy - Números 23-27; Número 29 - Página 31 1985 - Vista de fragmentos - Más ediciones
Repertorio, elencos y fechas de la temporada oficial Teatro Colón (Buenos Aires, Argentina) - 1979 - Vista de fragmentos - Más ediciones
Mercado - Números 833-837 - Página 102 1987 - Vista de fragmentos - Más ediciones
El teatro musical en Buenos Aires: Teatro Doria, Teatro ... - Página 388 César A. Dillon, Juan Andrés Sala - 1997 - Vista de fragmentos - Más ediciones
El teatro musical en Buenos Aires: Teatro Coliseo, ... - Página 442 César A. Dillon, Juan Andrés Sala - 1999 - Vista de fragmentos
La ópera y la sociedad argentina - Página 195 Horacio J. Sanguinetti - 2001 - Vista de fragmentos - Más ediciones
Operas, Teatro Colón: Esperando el centenario Leonor Plate - 2006 - Vista de fragmentos - Más ediciones
Opera - Volumen 33 - Página 159 George Henry Hubert Lascelles Earl of Harewood - 1982 - Vista de fragmentos - Más ediciones
Vademécum musical argentino - Página 66 Ladislao Kurucz - 1983 - Vista de fragmentos
Opern-Diskographie: Verzeichnis aller Audio- und ... - Página 549 Karsten Steiger - 2008 - Vista previa - Más ediciones
L'Avant scéne opéra - Número 238 - Página 78 2007 - Vista de fragmentos - Más ediciones
Sumario actual de revistas - Números 37-40 - Página iv 1979 - Vista de fragmentos - Más ediciones
L'Avant-scène: Opéra - Números 38-42 - Página 226 1982 - Vista de fragmentos - Más ediciones
Bulletin signalétique - Centre national de la recherche ... 1975 - Vista de fragmentos - Más ediciones |
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200 Años de Opera: Desde el propio título del libro que acaba de presentarse, "La ópera y la sociedad argentina", se advierte la perspectiva original de un dirigente cultural. Horacio Sanguinetti, jurista y educador, ofrece en su reciente obra un panorama ampliado de cómo quedó insertada la actividad operística en la sociedad argentina. Sin la minuciosa prehistoria de Vicente Gesualdo en su investigación de la música del Virreinato y, antes aún, en las creaciones teatrales surgidas en las llamadas misiones jesuíticas, Sanguinetti arranca su evocación con el primer teatro porteño, De la Ranchería (1775), sin olvidar el luminoso Decreto de Honores redactado por el propio Mariano Moreno (7 de diciembre de 1810), que prohíbe asignar a los integrantes de la Primera Junta lugares de honor en las iglesias, ópera, comedias o plazas de toros... Había por entonces pasión republicana.
Desde Rossini, cantado por el tenor Rosquellas, hasta el sacerdote vasco Picasarri (tío de Esnaola) y los organizadores Rabaglio y Massoni, muchos fueron los apellidos que ocupaban la atención de los porteños cultivados. Entre ellos descollaron los jóvenes Esteban Echeverría, guitarrista y musicólogo, aparte de pensador político tan importante como Juan Bautista Alberdi, pianista, redactor musical y futuro arquitecto de la Constitución nacional. Pronto se incorporaría Sarmiento a las huestes de melómanos. Una lástima: en el siglo XX no se ha repetido la personalidad de músico y constructor político, vocación doble que haría mucho bien a la música y ningún perjuicio a la labor de gobierno. Esto ocurría en Buenos Aires, todavía Gran Aldea. El interior, postergado: casa del nino La exposición que muestra el libro no es inerte ni meramente cronológica. Sanguinetti avanza hasta la explicación profunda del fracaso vital de un superdotado como el catalán Hipólito Lazaro, o el elogio sabio y pleno de Victoria de los Angeles. Y ahonda en los méritos de cantantes como Mastromei, Cossutta, Luisa Bertana, Guichandut, Sassola, AIDA CALAMERA (Mezzosoprano ) , Cesari, Damiani, Landi, entre los muchos excelentes artistas argentinos que fueron también admirados en escenarios europeos y norteamericanos. Quizás el amplio espacio dedicado a las llamadas "salas de flanco" -como el Onrubia, el Nacional, el San Martín, el Doria (Marconi)- será una grata y justa sorpresa para muchos que conocen el Colón y poco más. Lo mismo vale para el pujante Roma, de Avellaneda. Muy amplio es, de tal modo, el abanico de enfoques del arte lírico que efectúa el doctor Sanguinetti, salvo por la falta de una documentada historia de la ópera argentina, deuda que esperamos pueda saldar. El libro es intenso, erudito. Resulta humanísimo el desfile de los mayores artistas que pasaron por aquí, cuyo centro es, sin vacilar, Enrico Caruso, para siempre la voz del siglo. Curiosamente, su presencia se destaca también por una cualidad única. Caruso era, además de cantante, un dibujante notable, dotado de agudeza psicológica y de elegante ironía para retratar a sus ilustres víctimas. Anecdotario: Algunas de las muchas fotografías que generosamente acompañan esta obra histórica no eran para nada conocidas. Tal es el caso de la que muestra a la desigual pareja que forman Lily Pons con el wagneriano Melchior, un hombre que tenía cuarenta y cinco centímetros más de altura que ella. Esta "provincia" del arte que es la ópera es tratada por Horacio Sanguinetti como un amado, predilecto país. Y ese amor ilumina todos los recovecos, con el sabroso anecdotario que nutre su relación con los melómanos argentinos desde hace prácticamente dos siglos. Napoleón Cabrera |